Actualmente, el tiempo de ocio es una parte muy importante en el proceso de aprendizaje y madurez de los niños. En muchos casos, este tiempo se usa en actividades que no fomentan la relación personal ni sus habilidades sociales, como las consolas y ordenadores, tan extendidos hoy en día.

En cualquier celebración o reunión de gente con niños, es necesario alguien que los entienda, empatice y sea capaz de mantener el entretenimiento y diversión durante el tiempo que dure la fiesta. Esto no es tarea fácil y mantener la atención de todos y hacer que no se aburran puede convertirse en una misión imposible si no se sabe cómo llevarlo a cabo.

Los buenos animadores infantiles han de ser simpáticos y divertidos. Ser tan imaginativos como un niño nos hará inventar mil y un juegos para que no se aburran ni un minuto, llevar la risa por bandera y no parar ni un momento.

Si no te gustan los niños, no sirves para este trabajo. Hay que ser un niño más para empatizar totalmente con ellos y jugar como amigos.

La vergüenza hay que dejarla en casa, con los niños vale todo, caerse en un charco, tropezar con cualquier cosa, que se te caiga el vaso, es lo que les da un ataque de risa. Las situaciones cómicas o de torpeza exagerada te harán ganar puntos con los pequeñajos y ser mucho más divertido para ellos.

Ejemplos de eventos donde es muy necesario tener buenos animadores infantiles son, por ejemplo: bodas, bautizos, fiestas de pueblos, animación de centros comerciales y restaurantes, cumpleaños y comuniones.

Aparte de las cualidades mencionadas, sería importante para un buen animador infantil aprender otras habilidades que le vendrán muy bien para garantizar el entretenimiento de los niños. Los malabares y la globoflexia son muy solicitados, también dan mucho juego los payasos y magos, maquillar, las fiestas de espuma o los hinchables.

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